Capítulo
1
It's time for a life change - Es
hora de un cambio de vida.
Diana
apretó el tenedor que estaba en su mano derecha el escuchar la puerta de su
casa abrirse. Su padre acababa de llegar, dos horas y media tarde de lo
acordado para la cena de Noche Vieja.
Desgraciadamente solo iban a cenar ellos dos, ya que su madre se fue de
casa el día que su hermano murió, hace 8 meses, y ella tuvo que quedarse
desgraciadamente con su padre.
-Hola
cariño, ¿ya está la ce…?- Su padre se acercó a darle un beso en la mejilla.
Pero ella, rápidamente apartó su mejilla y se levantó de un salto de la silla.
-Ni te
me acerques, hueles a alcohol- contestó ella cruzándose de brazos y mirándole
con desprecio. -¿Puedo saber dónde has estado?
-¿Dónde voy a estar? Pues en el trabajo.
-Eres un
jodido mentiroso.
-¿Perdona?
Mira, dejémoslo, es Noche Vieja, y me
duele la cabeza, ¿Qué tal si cenamos y me voy a la cama si?
-¿Qué te
duele la cabeza? Como no te va a doler si vienes medio borracho, y yo aquí
esperándote para Noche Vieja, con la cena hecha.- Paró, contemplo por 5 segundos
como los músculos de su padre se tensaban, comenzaba a cabrearse.- ¿No te
importo verdad?
-¿Cómo
puedes decir eso? Eres mi hija, y te quiero- se tranquilizó.
-No, no
me quieres, desde que se fue mamá me tratas como la tratabas a ella. ¿Piensas
que soy tu criada? Porque estas muy equivocado.- Estas palabras provocó que
John Anderson, se levantara de la silla.
-Siéntate
ahora mismo y tengamos la fiesta en paz, aprende modales niña.- dijo con los
dientes apretados.
-No eres
quien para decirme que debo hacer. Tengo 19 años, y aquí el que tiene que
aprender modales eres tú. ¿Te parece bien tenerme aquí esperando? El día de
Noche Vieja.
-Diana
Anderson, siéntate ahora mismo.- dijo acercándose lentamente a ella.
-No.- La
mano de John se levantó rápidamente, pero paró antes de estamparla contra la mejilla
de su hija.
-¿Qué
piensas hacer? ¿Pegarme como otras muchas veces? ¿Igual que le hacías a mamá, y
lo que provocó que se fuera de casa? ¿Quieres que te recuerde las señales que
tengo en el cuerpo por culpa de tus borracheras?- John se dio la vuelta
dirigiéndose hacia su asiento, parecía enfadado, y las últimas palabras de
Diana habían conseguido que se enfadara todavía más.- ¿Sin palabras verdad?
Como muchas otras veces… - Las lágrimas pinchaban en los extremos de sus ojos,
John parecía ignorar las palabras de su hija.- ¿Pues sabes que te digo? Que
hasta aquí hemos llegado. Estoy harta de ti, estoy harta de esta casa, y estoy
harta de que siempre tenga que ser igual. Adiós pa…, no, no te mereces ni que
te diga papá. Adios John.
Diana se
dirigió a la entrada, cogió su cazadora y su bolso y salió por la puerta.
-¡DIANA!
¡ESPERA!- John corrió por la entrada, pero ya era demasiado tarde. Diana
acababa de cerrar la puerta, una puerta, que esperaba no volver a abrir nunca
más.
-Narra
Diana-
Salí a
la calle y comencé a andar hacia un sitio que había tenido en mente muchas
veces, mis lágrimas se deslizaban por mis mejillas sin cesar. Tenía ganas de
morir, de desaparecer, de olvidarme del mundo. Pero, como siempre, las palabras
son más fáciles que los actos. Pasé por varios bares y discotecas, la música
salía a todo volumen de ellas, pero ni me inmuté. Tenía un claro destino, y allí
me dirigía.
Tarde
sobre una hora y media en cruzar Mullingar, pero por fin llegué donde
quería. La casa de Alec, la casa de mi
hermano. Saqué de mi bolso las llaves y
encontré una roja con puntitos blancos, esa era. La pinté con mi hermano el día
que mamá me llevó a su casa porque ella quería tener una “charla” con papá.
Pero no creo que de esa charla saliera nada bueno. Introduje la llave en la
cerradura y entré en la casa. El calor de esta me arropó rápidamente y entre
quedando cerrada la puerta tras de mí. Recorrí todos y cada uno los rincones de
la casa, recordando los buenos momentos que había pasado con él, y es que,
aunque nos lleváramos 9 años, nos llevamos genial. Entré a su cuarto y lo
contemplé, todo estaba como él lo dejó la última vez que estuvo allí. Las
lágrimas salieron de mis ojos otra vez, tantos recuerdos me podían. Caí a la
cama, y tras un rato llorando desconsoladamente, me dormí.
*A la
mañana siguiente*
El
timbre me despertó, me senté en la cama y miré el móvil. Las 09:47 del 1 de
Enero de 2014. Recordé la discusión de ayer con mi padre, y me dije para mí
misma “Año nuevo, vida nueva”. El timbre me hizo sobresaltarme y rápidamente me
levante. Me miré en el espejo del armario y me peiné un poco. Bajé las
escaleras corriendo y abrí la puerta.
-¿Diana?-
Una mujer bajita, rubia y de pelo corto me sorprendió. ¿Quién era y porque
sabía mi nombre?
-Sí, soy
yo.- contesté extrañada.
-¡Vaya!
¡Que mayor estas! ¡Cuánto has crecido! ¡Y Feliz año nuevo!- me dio millones de
besos, y después me abrazo. Su colonia me recordaba a alguien. Y acababa de
recordar a ese alguien. Maura, Maura Horan, la vecina de Alec, la mujer con la
que había estado la mayoría de las tardes de mi infancia. Un suspiro salió de
mi boca y me aferré a ella.
-¡Maura!
¡Cuánto tiempo!- contesté cuando nos separamos.
-¡Sí!
¿Es que habéis venido a pasar Año Nuevo aquí? Anoche vi las luces encendidas y
tengo ganas de ver a tu ma... a tus padres- Esto último lo dijo nerviosa,
recordé que Alec y mamá le contaron lo que pasaba con papá.
-Maura,
no disimules conmigo sobre mi padre, sé que le odias…
-La
verdad es que sí, pero bueno, dime, ¿están tus padres o no?
-Pues…,
no, solo estoy yo. Anoche discutimos y me vine aquí, necesitaba salir de esa
casa.
-Comprendo…,
bueno, ¿quieres venir a casa a desayunar? He hecho galletas.
-Claro-
contesté. Cogí mi bolso y el abrigo y cerré la puerta. Cruzamos la calle y
pasamos a la casa de enfrente. Entramos
a la cocina y me ofreció unas galletas y una taza de café. Mientras
desayunábamos le conté lo que pasó desde que Alex murió. Maura no sabía nada, y
estaba alucinando, y la verdad, la comprendía.
-¿Y
piensas volver con John?- preguntó preocupada.
-No, ese
es el motivo por el que vine a casa de Alec. Pensaba ir ahora a casa a por mis
cosas y mudarme aquí. Pero la verdad es que pensé un poco rápido, no tengo
dinero y no sé de qué voy a comer. Asique tendré que volver…- expliqué
disgustada.
-Oh, no,
no, no. Por eso no te preocupes, comer comes aquí, con Bobby, con Niall y
conmigo, estaré encantada de tenerte conmigo al igual que tenía a tu hermano. Y
a Niall y a Bobby le encantará verte de nuevo.- Pensé por un momento, pero la
oferta de Maura era la mejor.- ¿Aceptas?
-Acepto-
contesté sonriente.- Y ahora dime, ¿Cómo esta Niall? ¿Ya tiene 20 años no?-
pregunté.
-Sí,
está ya muy mayor, estará al volver, ha ido a ver a su hermano y a Theo.
-¿Theo?-
pregunté.
-Sí, ah
claro, perdona, no lo sabias, Theo es mi nieto- dijo orgullosa.
-¡Oh!
¡Enhorabuena!- Me levanté y le di un gran abrazo y un beso. Maura rio.- Bueno
Maura, gracias por el desayuno, pero me tengo que ir a mi casa a por las
maletas ahora que sé que mi padre estará trabajando.
-Espérate
que venga Niall, y así lo ves y te lleva con el coche.
-No, no
es necesario pero gracias.- Escuchamos un coche parar y Maura se acercó a la
ventana.
-Anda,
aquí lo tenemos- dijo acercándose a la entrada, yo le seguí. Al segundo Niall
abrió la puerta.
-Hola
mama- dijo con una enorme sonrisa en la cara. Se acercó a ella y le dio un
beso.
-Hola
cariño, ¿Cómo están Denise, Greg y Theo?- preguntó Maura con dulzura.
-Muy
bien mamá- se quedó parado al verme.
-Hola-
dije tímidamente.
-Oh,
Niall, ¿recuerdas a la hermana de Alec
-¿Alec?-
preguntó confuso.
-El
vecino- dijo su madre sonriendo.
-Ah,
claro- se quedó parado mirándome, después reaccionó.- Oh Dios, ¿Diana? ¿Eres tú?-
dijo sorprendido.
-Si
Niall, soy yo…- dije riendo. Nos dimos un gran abrazo.
-¿Qué
haces por aquí?- dijo pasando al salón
-Me mudo
a la casa de mi hermano, te lo contaré luego que tengo que ir a mi casa a por
las maletas.- dije acercándome a Maura.
-Te
llevo en coche, y tardas menos- dijo sonriente. Miré a Maura y vi como asintió.
-Está
bien- le di un beso a Maura y las gracias y salimos a la calle.
-Y
bueno, ¿Por qué te mudas?- pregunto abriéndome la puerta del coche.
-Te lo
contaré en el camino- le sonreí.
Tardamos
15 minutos en llegar a casa, mientras le conté lo que ocurrió. Niall asentía,
tras algún que otro insulto dirigido a mi padre, pero la verdad es que yo
pensaba igual, y no me jodía nada de lo que le decía. Bajé del coche con Niall
y le invité a pasar, rogando que no hubiera nadie en casa. Subí a la habitación
e hice todas las maletas, recogí la habitación y bajé las maletas a la entrada,
donde Niall las cogió y las metió al coche.
-¿Vamos?-
me preguntó.
-Espera,
quiero despedirme de todo esto.- Niall asintió. Subí arriba y recorrí cada
rincón de la casa. Los recuerdos iban a mi cabeza uno tras otro y las lágrimas
caían desconsoladamente. Por fin me iba a librar de todo. Baje a la planta de
abajo y me sequé las lágrimas frente al espejo de la entrada. Niall me vio y
vino hacia mí.
-Hey,
tranquila, ya nos vamos - me cogió la mano y me llevó a la calle, cerró la
puerta y nos metimos en el coche, apoyé mi cabeza en el cristal, y pensé.
“Así
que, mi hermano está muerto, mi madre dios sabrá donde está, y mi padre solo es
un alcohólico que me pega, pagaba, cuando le daba la gana… Es hora de un cambio
de vida, y tenga que ser con familia de sangre o familia de corazón, voy a
hacer ese cambio.”
Apreté
mis labios intentando que las lágrimas que amenazaban por salir de mis ojos no
salieran, pero el sonido de un móvil las cortó, y giré mi mirada hacia Niall.
Su rostro me asustó tras ver el mensaje de su móvil. Estaba enfadado, y a la
vez preocupado. ¿Qué acababa de pasar y que decía ese mensaje?