Capítulo 3
What the
fuck is he doing here? - ¿Que coño hace él aquí?
Mierda.
-¡Hombre
Niall! ¡Cuánto tiempo!- Reconocí su rostro inmediatamente. ¿Qué coño hacia él
aquí? ¿No había hecho ya suficiente daño?
-¿Qué
haces aquí?- pregunté, mis músculos se tensaron.
-¿No es
obvio? ¡Vengo a por mi hija!- rio, su aliento olía a alcohol.
-Pues lo
siento, pero no está- dije cerrando la puerta en sus narices, pero su pie la
paró. Haciendo fuerza, la abrió de nuevo.
-¿Quién
es, Niall?- Diana apareció por las escaleras. Se paró antes de bajar el último
escalón, su piel se volvió blanca, al ver a su padre y vi como lagrimas que
amenazaban con salir aparecieron en sus ojos, y el miedo reflejado en su
rostro.
-¡Hombre!
¡Con que no estaba eh!- me dio dos palmadas en el hombro e intentó pasar a la
entrada, cosa que yo no le permití. Puse mi brazo por medio, y su cuello chocó
contra él. Desvié mi mirada hacia mi casa y vi como mi madre se asomó por la
ventana en ese mismo instante. Golpe de suerte. Le hice un gesto, y directamente
ella salió corriendo a la calle, mi padre salió detrás con un móvil en la mano
dando indicaciones, supongo que estaría llamando a la policía.
-¡Apártate
de mi camino!- John rugió, acompañado de un empujón, por su parte, que hizo que
me estampara contra el marco de la puerta, perdí las fuerzas por un segundo,
tiempo suficiente para que el hombre se dirigiera hasta su hija, y aunque la
chica gritaba, le agarró del brazo y le intentó sacar a la fuerza de la casa. Recuperé
mis fuerzas y me lancé contra él. Puse mi brazo por delante de su cuello, y de
un movimiento brusco hacia mí lo inmovilicé haciendo que se ahogara.
-Prometí
que la iba a proteger, y lo voy a hacer.- le susurré.
-Narra
Diana-
El
agarré que tenía mi padre sobre mí me dolía, y aun así, era inconsciente de la
que estaba pasando. Mil lágrimas salían de mis ojos, pero me dejé llevar por la
fuerza de él. En ese momento me faltaba respiración, y mi corazón estaba
acelerado. “Este es el fin, me va a matar, y le va a matar a ellos también”.
Tras ese pensamiento noté como su agarre se desvanecía. Maura corría hacia mí,
y Bobby iba detrás con un móvil. Caí al suelo y comencé a llorar
desconsoladamente, tenía miedo. Maura me cogió de la mano ayudándome a levantarme
y me sacó de esa casa. Quedando enfrente de la pelea que había entre puñetazos
y patadas me abracé a Maura mientras le gritaba a su hijo que parará. Por otra
parte, vi a Bobby pasar corriendo delante de mí, y separando a los dos.
Rápidamente la policía llegó deteniendo a los dos, los metió al coche y se los
llevó. Maura rogaba a un policía que dejara a su hijo, pero en cambio este
hombre solo se dedicaba a decir “La ley es la ley”
-Él no
ha hecho nada…- dije en un hilo de voz, el policía desvió mi mirada a mí.-
Detenga a ese hombre, ya que ha hecho la vida imposible a mi madre y a mí.- Solté
de una- Se merece la muerte.
-¿Podría
declarar todo eso en comisaría?- Preguntó el hombre.
-No,
ella también no- Se antepuso Maura, pero yo le corté.
-Pues
claro, le deseo a ese hombre lo peor, y eso voy a hacer.- dije firmemente.
Acompañada del policía y dejando atrás a Maura con Bobby, que se dirigieron a
su coche, me monte en el de la policía, y pensé en todo lo que iba a decir.
“Este es tu fin John, no el mío…”
(…)
Llegamos
a la comisaría y me pasaron a una sala, donde me encontré con Niall. Estaba
herido.
-¡Niall!-
corriendo me acerqué a él y le abracé.
-Diana-
un suspiro salió de su boca cuando le abracé. -¿Cómo te encuentras, estas
bien?- me preguntó separándonos.
-Tranquilo
estoy bien, por otra parte… veo que tu no tanto…- dije preocupada, las lágrimas
en mis ojos amenazaban con volver a salir. Niall se tocó la herida de su labio
y ceja.
-Tranquila,
estoy bien, solo son unos rasguños.- acarició mis mejillas, se percató de las
lágrimas de mis ojos- Pero no llores- me abrazó.
-Lo
siento… lo siento tanto…- dije llorando sobre su hombro.
-Tranquila,
de verdad, dije que te iba a proteger, y eso algo, al fin y al cabo, eres como
mi hermanita…- sonreí. Una puerta se abrió y nos separamos. Vi a mi padre salir
esposado junto a un policía. Desparecieron por otra puerta.
-¿A
dónde lo llevan?- pegunté a Niall.
-Después
de declarar yo, me comentaron que a tu padre ya se le acusaba de otros cargos,
peleas por borracheras, robos de alcohol y más cosas… y después de esto, tiene
una condena de 3 años…
-Y más
que va a tener…- dije
-Diana
Anderson, pase a declarar- Un policía apareció llamándome. Mire a Niall.
-¿Qué?
¿Por qué vas a declarar tú?- dijo confundido.
-Es hora
de que pague por todo.- Seguí al policía hasta una sala, donde entre y me senté
en una de las sillas. Una señora se sentó enfrente de mí, y el policía salió
por donde habíamos venido.
-Comencemos…
Señorita Anderson, ¿Sabía usted de otros cargos que tenía su padre?
-No, me
acabo de enterar.
-¿Entonces
usted sabe de qué su padre se enfrenta a 3 años de condena no?- asentí.- ¿Algo
que decir en su defensa?
-Todo lo
contrario. En su contra, mucho.- La mujer asintió.
-Usted
dirá.
-El…-
lagrimas volvieron a formarse en mis ojos.- Él nos pegaba, a mi madre y a mí.
-¿Desde
cuándo?
-A mi
madre desde que yo tengo memoria, pero el amenazaba con matar a mi hermano y a
mí si decía algo… Luego mi hermano murió, y mi madre se fue de casa, llevo sin
verla meses. Él comenzó a beber, y nos distanciamos, hasta que el comenzó a
pegarme…- No aguante y comencé a llorar.
-¿Tiene
usted alguna marca?- Asentí.- ¿Le importa si la fotografío?
-Para
nada- Me levanté de la silla, y la mujer se levantó conmigo, cogió una cámara
de fotos, y se puso enfrente de mí. Me subí un lado de la camiseta, y le enseñé
varios moratones en mi costado. Ella los fotografió.
-¿Alguno
más?- preguntó, volví a asentir. Bajé un lado de mi pantalón, enseñándole algún
que otro golpe en mi muslo. Los que también fotografió. Luego me di la vuelta y
me subí la parte de atrás de la camiseta.
-Y este
es el más reciente- dije llorando. Tenía un gran corte en mi espalda,
acompañado de varios arañazos y golpes…
-Dios
mío- dijo ella.- ¿Qué pasó?
-Me
enfadé con el cuándo llegó a casa borracho, y me empujó contra el cristal de la
entrada. Tanta fue la fuerza que el cristal se partió en pedazos…- dije
arreglándome la ropa.
-Comprendo,
pues… ¿Eso es todo? ¿Algo más en contra de su padre?
-Sí. Que
se pudra en el infierno.
-Narra
Niall-
“¿Qué es
lo que pensaba hacer Diana? ¿Iba a declarar sobre su padre? Aunque está en todo
su derecho…”
La vibración del móvil me sacó de mis pensamientos. Lo miré y vi
un mensaje de Harry.
-“¿Dónde
estás? Llevamos esperándote un buen rato.”
Mierda,
la reunión.
-“Perdona
bro, problemas con la poli”-contesté.
-“¿Con
la poli? Eres el único del que no van detrás en toda la banda ¿Qué coño has
hecho ahora man?”
-“Nada
importante, de momento no podré estar con vosotros en unos días…”
-“Esta
bien, pero tenemos que hablar, ha habido cambios con la banda de Andy”
Una
puerta se abrió y Diana salió tras de ella. Bloqueé mi móvil y me levante
rápidamente.
-Ya nos
podemos ir…-dijo en un hilo de voz, se notaba que había estado llorando.
-No- me
acerqué a ella. -¿Qué ha pasado ahí dentro? ¿Has llorado verdad?
-Sí,
pero tranquilo, solo he declarado. Vayámonos a casa, he de curar esas heridas…-
Dijo tranquilamente.
Abrí la puerta de la sala y salimos fuera, donde estaban
mis padres. Rápidamente se levantaron al vernos.
-Cariño,
¿Cómo estás? ¿Y esas heridas?- mamá se acercó a mi preocupada.
-Tranquila
mamá, solo son unos rasguños.- Dije, intentando sonreír. Papá se acercó a
Diana.
-Diana,
pequeña, cuanto tiempo- Diana se abrazó a él.
-Sí,
siento que nos hayamos visto en estas condiciones…- dijo preocupada.
-Tranquila,
no pasa nada- contestó mamá.
-¿Cómo
te encuentras Niall? Recibiste varios golpes…- papá me puso una mano en el
hombro, y me sonrió.
-Tranquilos
de verdad, y o lo digo a los tres, estoy bien- sonreí.
-Lo
siento mucho… y os pido perdón a todos, desde que llegué causé muchos
problemas… tal vez debería irme. ..
-No, de
eso nada Diana, tú te quedas con nosotros- contestó mamá, a lo que papá y yo
asentimos.
-No nos
molesta tenerte con nosotros después de tantos años… eres como otra hija- papá
sonrió.
-Gracias-
dijo ella.
Un
policía se acercó a nosotros.
-¿Diana
Anderson?- preguntó.
-¿Si?-
dijo ella.
-Queríamos
comunicarle que su padre quedará libre mañana por la mañana, pero con
vigilancia detrás de él. Le recomendamos que no se quede sola en casa, podría
volver a intentar ir a por usted.
-Yo la
cuidaré- dije, Diana me miró sorprendida.
-Eso
está bien- el policía asintió.- Le mandaremos una carta con la información de
la condena de su padre cuando el juez decida, y por lo entendido, será pronto.
Este hombre tiene cargos tras él, pequeños, pero numerosos, y tras su
declaración, lo más posible son 17 años
de cárcel. Y ya está eso es todo.
-Gracias
agente- contestó papá.
-Ya
saben, para lo que sea, aquí estamos- nos echó una sonrisa y se fue.
-Pues ya
sabes cariño, no tienes por qué preocuparte- mamá tranquilizó a Diana, la chica
sonrió.
-Vayámonos
a casa, quisiera descansar- dije. Nos subimos en el coche de papá y llegamos a
casa.
Comimos y después me hice una pequeña maleta para pasarla a casa de
Diana. Había prometido cuidarla, y eso iba a hacer…